Nilda Brovida asumió la presidencia hasta 2024 de la Unión Industrial de Avellaneda (UIAv) durante los primeros días de mayo con el objetivo, no solo de bregar por el desarrollo del sector en el distrito, sino también por formar cuadros para que la institución cuente a futuro con una nueva camada de dirigentes que hoy, con su juventud, le imprimen más dinamismo al trabajo cotidiano, adaptándose a los cambios tecnológicos con mayor rapidez.
La UIAv siempre se caracterizó por cierta “continuidad” en las distintas gestiones, pero quizá le faltaba un recambio generacional que permitiera en un futuro seguir teniendo una dirigencia capacitada.
“Armamos una lista en su mayoría sub-45 y nos propusimos un objetivo a largo plazo, como para que una vez que yo termine mi mandato, esos objetivos que nosotros nos planteamos sigan, no que se corten”, comenzó explicando la propia Brovida a La Ciudad.
En ese sentido, remarcó que siempre los más jóvenes tuvieron cabida dentro de la entidad, pero precisamente en ese sector, en el de Jóvenes Empresarios, sin dar el salto a responsabilidades mayores.
“Quería que esos chicos no estuviesen sólo en Jóvenes, quería que estuvieran en Secretaría, Tesorería, Vocalías –agregó Brovida- una especie de formación de jóvenes, que están trabajando codo a codo conmigo y eso me encanta”.
“Viene, participan, aprenden. Para mí también es una experiencia, porque, si bien son jóvenes, también son empresarios”, remarcó la presidenta de la UIAv.
Actualidad del sector
Consultada sobre cómo encuentra a los empresarios locales, Brovida sostuvo que algunos están “muy desanimados”, otros “muy estáticos” y otros que, pese a los momentos de crisis, “nos les va mal”.
El panorama no es sencillo y desde la UIAv intentan que cada medida que lanza el Gobierno para paliar la situación llegue a los que más lo necesitan, sobre todo a las pymes.
“Es un trabajo muy duro porque hay mucho escepticismo, hay mucha tristeza y mucha decepción, pero bueno, es una pandemia a nivel mundial”, dijo Brovida.
En cuanto a su empresa, Telmec, reconoció que no le va mal porque exporta, pero que “en dos años no generé ningún nuevo cliente, les estoy vendiendo a mis clientes habituales”.
“Para crecer hace falta tener clientes nuevos y con la pandemia uno no puede salir a mostrar el producto ni a participar de ferias”, añadió.
Sin dudas las pymes son las más afectadas porque las crisis “le pegan” mucho más porque “no tienen espalda ni son multinacionales que reciben dinero de sus casas madres, sino que tienen que mantenerse con fondos propios”, describió la dirigente industrial.
Venta electrónica
El comercio ya venía evolucionando en varios aspectos, pero la pandemia aceleró esos cambios y los impuso casi de un día para el otro.
En ese sentido, el e-commerce o venta electrónica asumió un protagonismo que antes no tenía y no todos pudieron “subirse a ese tren”.
“A las pymes les falta mucha capacitación, pero valoro que con la pandemia han aparecido un montón de emprendedores. El e-commerce a muchos sectores no les sirve, sobre todo al exportador, porque tiene productos que no se pueden vender por esa vía porque lo ideal es el contacto presencial, el ir a hablar con los técnicos”, puntualizó.
Aquellos que pudieron aprovechar el comercio electrónico “debieron aprender a los ponchazos”, comentó Brovida, quien remarcó además que “muchos comercios han sobrevivido gracias a Instagram, antes entrabas (a la red social) y había historias, ahora hay ventas, ventas y ventas”.
“Me parece fantástico porque es una herramienta valiosísima, pero también hay que entender que es una venta que se hace cuando tenés gente joven al lado -enfatizó- no sé si los comerciantes mayores pudieron reconvertirse, no sé si todos están con Facebook, Mercado Libre y todas esas herramientas”.
En ese aspecto, dijo que el Estado debió trabajar en la capacitación de esas herramientas.
Por otra parte, Nilda Brovida hizo hincapié en que, además de las dificultades para vender, las pymes incrementaron sus costos con la pandemia, para poder hacer frente a los protocolos biosanitarios.
“No se podía usar transporte público, por los que hubo que usar autos particulares y abonar la nafta, comprar barbijos, guantes, alcohol en gel y un montón de cosa más que, cuando sumás, es un monto importante para una pyme”, concluyó Brovida. (La ciudad).
