El
presidente de la entidad y representante del CAS de Wilde, Walter Rasente,
relató los detalles de la ampliación de la Escuela 903, sita en el Paraje
Maderil, Departamento de San Vicente, provincia de Misiones. Será el 15to
establecimiento educativo inaugurado por la institución.
Orgullo,
emoción, inmensa alegría, son algunos de los sentimientos que se vislumbran en
el rostro de Walter Rasente, flamante Presidente de la Asociación de Clubes
Argentinos de Servicio, cuando habla de este nuevo proyecto que ya es una
realidad: la ampliación de la Escuela de Frontera 903, ubicada en el Paraje
Maderil, Departamento de San Vicente, provincia de Misiones.
De este modo, la ONG de servicio, que se dedica a la construcción de escuelas
de frontera en los parajes más recónditos de nuestro país, inaugurará en
febrero próximo su décimo quinto establecimiento educativo.
“Estuvimos allí hace algunas semanas y vimos que la escuela está quedando muy
bien. Vamos a asistir unos 30 socios para inaugurarla”, explicó Rasente, con la satisfacción del deber cumplido y confirmando que
las nuevas instalaciones podrán albergar a unos cien alumnos.
“No hay palabras para describir lo que uno siente cuando lleva adelante estas
acciones. ¡La gente del lugar te agradece tanto, te da tanto cariño!”, agrega
el presidente de la A.C.A.S. sobre las repercusiones que genera “regalar” una
escuela, en una comunidad geográfica y socialmente relegada.
Para el directivo, la alegría es por partida doble: es un honor para él haber
sido elegido por los clubes como presidente de la Asociación y, al mismo
tiempo, el hecho de poder inaugurar una escuela durante su gestión es como un
premio extra:
“Esto es algo que no me lo quita nadie, podré decir que hice una escuela. Hubo
presidentes a los que no les tocó, pero que igualmente trabajaron para que
otros lo hicieran”, admite Rasente, quien es integrante de la comisión del
C.A.S. de Wilde y asociado a la A.C.A.S. desde hace 16 años.
Al repasar sus inicios en esta labor solidaria, Walter recuerda que un amigo
suyo lo invitó a formar parte del C.A.S. de Wilde y, con el tiempo, como se
suele decir, empezó a “hacer carrera”.
Todos los años hay renovación de autoridades, tanto en los clubes como en la
Asociación. Lo cierto es que, con la experiencia de ya haber sido directivo en
el Club Argentino de Servicio de Wilde, Rasente sintió que podía aportar su
granito de arena desde un lugar en la A.C.A.S. y presentó su postulación.
Su elección para el mandato de este año fue unánime. Es que Walter, “el
muchacho de Wilde”, siempre dijo “presente” en cada evento de la Asociación y
estuvo a disposición de sus colegas para colaborar en lo que hiciera falta. Sin
darse cuenta, esa presencia se fue transformando en un reconocimiento por parte
de sus pares, quienes como devolución a ese fervor solidario, lo nombraron
presidente de la institución.
“Si vos venís un día y te metés en esto, te gusta y terminás enganchándote. Al
ayudar a la gente, es mucho el bien que hacés. Y es algo muy gratificante”,
dice sonriente Walter Rasente, de 52 años de edad, dando muestras del
compromiso de la entidad que preside para con los más necesitados.
El gran desafío de la Asociación de Clubes Argentinos de Servicio es la
construcción de escuelas en las fronteras de nuestro país. Por lo general, esas
zonas se encuentran bastante alejadas de los centros urbanos, lo que dificulta
el acceso de los niños al colegio.
Es entonces cuando la A.C.A.S. pone manos a la obra, activando mecanismos de
gestión con los municipios locales y las gobernaciones; consiguiendo los fondos
necesarios para la compra de los materiales de construcción y, finalmente,
supervisando la ejecución de cada proyecto.
A partir de ese momento, el Ministerio de Educación local incorpora al nuevo
establecimiento educativo al padrón provincial, designando a los maestros que
allí darán clases.
“Una vez que hacemos la escuela, el lugar se empieza a poblar de gente que no
estaba ahí”, destaca Rasente.
El emplazamiento de las escuelas cerca de las fronteras termina siendo una
acción estratégica, porque no sólo acerca la educación y mejora la calidad de
vida de las comunidades involucradas, sino que además refuerza los límites
políticos de nuestra patria y con ellos, nuestra soberanía.
“Además de hacer las escuelas, después las mantenemos”, añade Walter, dejando
en claro que ahí no termina la gestión de la A.C.A.S.
Luego de que las escuelas quedan establecidas y funcionando, los Clubes de
Servicio continúan colaborando con las instituciones educativas y se convierten
en “padrinos” de éstas, recolectando donaciones que llegan desde distintos
puntos del país y entregándolas a cada establecimiento. Del mismo modo, la
A.C.A.S. entrega becas de estudio para alumnos secundarios que egresan de las
escuelas del programa. Y por último, bajo la consigna “más salud, más
educación: más Argentina”, la Asociación ofrece una gran ayuda sanitaria,
entregando botiquines a todas las escuelas y realizando campañas odontológicas. (La Ciudad de Avellaneda).
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